EL SENTIDO Y SIGNIFICADO DE LA EXISTENCIA HUMANA Y EL ESCÁNDALO DEL SUFRIMIENTO
La existencia
humana encierra algo más, algo que no podemos ver ni tocar. Hablamos de las
cosas que realmente trascienden, traspasan fronteras y perduran en el tiempo.
Todo en el
mundo es y existe. Lo que diferencia al ser humano del resto de las especies es
la capacidad de elegir y la conciencia de sí. Siempre está sujeto a decidir
entre una u otra cosa. Esa es su libertad y como ente individual inserto en una
sociedad debe asumir la responsabilidad de sus actos. La manera en que el
hombre se rige moralmente, su patrón de conducta, es lo que llamamos ética.
Al momento de
plantearnos cualquier situación en la vida, siempre tendremos la capacidad de
decidir entre hacerlo o no hacerlo, entre decir SI o NO. Sin duda esta es
nuestra principal libertad. Pero nada es tan simple como parece. Al momento de
decidir libremente, debemos tener en cuenta que nuestras acciones repercuten en
la vida del resto de los miembros de nuestra sociedad. En cada decisión
tendremos en cuenta muchos aspectos, nos haremos preguntas tales como el por
qué y para qué de lo que hacemos, y en ese preciso instante estaremos “haciendo
ética”, reflexionando sobre la vida.
CIENCIA Y EXISTENCIA HUMANA.
Sin duda los
conocimientos que poseemos hoy en día nos han permitido lograr cosas que hace
cien años habrían sido imposibles de imaginar siquiera.
La ciencia ha
permitido curar enfermedades y salvar vidas que hasta hace algunos años eran
imposibles de salvar, El conocimiento de la especie, de nuestras conductas es
cada vez menos misterioso gracias a la psicología, la sociología y la historia
entre otras cosas. En algunas ocasiones y con justa razón la ciencia es considerada como salvadora de la
Humanidad.
¿Pero qué
sucede cuando la ciencia parece ir más rápido que la ética y que la propia
imaginación?
Es muy
importante al hablar de la ciencia, identificar hasta donde se puede controlar
el conocimiento, hasta donde somos capaces de frenar nuestras ansias de saber
más, cuidando de no traspasar el umbral entre lo correcto y lo incorrecto. Pero
al pensar en esa delgada línea que separa lo bueno de lo malo surgen distintas
interpretaciones; cada persona le asignará el valor según sus propias normas
éticas.
“Crear el conocimiento, el entendimiento que posibilita la convivencia
humana, es el mayor, el más urgente, más grandioso y más difícil desafío que
enfrenta la humanidad del presente”.
¿Cuál es el significado de
nuestras vidas? Wilson Edward examina lo que hace que los seres humanos sean
absolutamente distintos al resto de las especies.
Wilson sugiere que es la época de las
especies, que se inició en la evolución biológica y la prehistoria, pasó a la
historia y, ahora con urgencia, día a día, cada vez más rápido hacia el futuro
indefinido, es también lo que decidiremos que sea.
El sentido de la vida constituye una cuestión filosófica y sobre el
objetivo y el significado de la vida, o de la existencia más en general. Este
concepto se puede expresar a través de una variedad de preguntas, tales como ¿Por qué estamos aquí? o ¿Qué
es la vida?. Ha sido objeto de un gran estudio filosófico, científico, psicológico y teológico, e incluso literario a lo largo de la historia. Esta
cuestión ha recibido un gran número de respuestas desde diferentes puntos de
vista, junto con los orígenes culturales e ideológicos de cada civilización.
Platón fue uno de los primeros y más influyentes filósofos, especialmente por
idealismo, que creería en un sentido común de la vida. En su Teoría de
las Formas, lo común no existe
físicamente, como los objetos, sino como formas celestiales.
Aristóteles, aprendiz de Platón,
fue otro filósofo temprano e influyente, el cuál argumentaba que el
conocimiento ético no es conocimiento certero (como la metafísica y la epistemología), sino que es un
conocimiento general.
Todas las artes, todas las
indagaciones metódicas del espíritu, lo mismo que todos nuestros actos y todas
nuestras determinaciones morales, tienen al parecer siempre por mira algún bien
que deseamos conseguir; y por esta razón ha sido exactamente definido el bien,
cuando se ha dicho, que es el objeto de todas nuestras aspiraciones.
El dolor es un acto de la subjetividad, un sentimiento. Santo Tomás
señala diesisiete instancias afectivas. Dice: “los hombres son víctimas de
muchas deficiencias” porque su fuerza y energía vital son limitadas, todo
movimiento vital consume una parte de ellas. San Agustín lo define como un
sentimiento que resiste a la división. En primer nivel el dolor corporal
intenso, patentiza en nuestra conciencia la unidad substancial de la persona;
que se revela contra su disgregación. Por su parte, Bergson considera al dolor
como sensación local impotente.
Si nos preguntamos por el sentido cristiano del sufrimiento, debemos
considerar cómo es interpretada la Pasión de Jesús en el Nuevo Testamento. Hay
en él dos pasajes centrales que ofrecen esa interpretación, uno del apóstol
Pablo, quien afirma que Jesús se hizo «obediente hasta la muerte», y otro de la
Epístola a los Hebreos, en el que de manera aún más fuerte se dice que
«aprendió a obedecer a través del sufrimiento.
Para un ser así sólo es
puntualmente real el dolor actual. Qué sea el dolor para él no es comprensible
para nosotros ni positiva ni negativamente. Sabemos que experimenta el dolor.
Lo vemos. Pero no podríamos decir que sufre, porque el sufrimiento es un fenómeno
complejo al que le pertenece la experiencia de la falta de sentido, la cual
sólo tienen los seres capaces de entender el sentido.
El sufrimiento sólo es
suprimido cuando el sufrimiento de cualquier hombre se transforme en alegría.
De eso se habla en el Apocalipsis, al final del Nuevo Testamento: «¡Mira, ésta
es la morada de Dios con los hombres! Él habitará con ellos y ellos serán su
pueblo, y el Dios con ellos será su Dios
ENSAYO
El hombre en su búsqueda de la
verdad, de la felicidad y del sentido de la vida, se pregunta en ocasiones:
¿Quién soy? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?, ¿Para qué estamos aquí? Y son
precisamente esas realidades las que a veces se ven amenazadas o desechas por
la experiencia del sufrimiento, lo cual es intrínseco a la propia vida humana.El
sufrimiento es una de las realidades más conflictivas de la experiencia humana,
ya que desafía nuestro sentido de búsqueda de Paz y Felicidad. Su impacto es
tan grande que sólo cobra significado en lo más profundo del ser humano, del
espíritu, el cual queda desvelado y al descubierto al encontrarse la persona en
situación límite. El sufrimiento es el límite de la praxis. Es aquello contra
lo cual “yo”, al menos de momento, nada puedo hacer. Allí donde no se acierta a
integrar una determinada situación dentro de un contexto de sentido, allí
comienza el sufrimiento. La pregunta acerca del sentido del sufrimiento es,
ante todo, paradójica: Ella misma es expresión de sufrimiento, de ausencia indudable
del sentido del actuar. De una u otra forma, el sufrimiento parece ser, y lo
es, casi inseparable de la existencia terrena del hombre. La vida humana
aparece impensable sin el sufrimiento, que parece pertenecer a su dimensión
trascendente; es uno de esos puntos en los que está en cierto sentido
“destinado.
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